Reseña de Si yo fuera tú

Es un placer presentarles la reseña de Si yo fuera tú, un cuento infantil escrito por Seve Calleja que tiene como tema de fondo la amistad sin importar las diferencias socioeconómicas.

El autor, Seve Calleja, nació en Zamora en 1953 pero ha vivido desde pequeño en Bilbao, donde ha ejercido como profesor de Lengua y Literatura en un instituto. Su primeras obras fueron poemarios y cuentos para adultos, obteniendo el premio «Ignacio Aldecoa» de cuentos en 1981, el accésit del «Pío Baroja» de novela y «Gabriel Aresti» de cuentos. Pero el mayor tiempo lo ha dedicado a la literatura infantil y juvenil, tanto como autor como lector, profesor e investigador, consiguiendo también premiso como el «Lizardi» de literatura infantil en euskera, y el «Leer es vivir». Ha colaborado en revistas (Bilbao, Platero, CLIJ, Peonza, Zurgal) y en radio (radio Euskadi). Destaca su estudio titulado Literatura infantil vasca y sus obras Basajaun, el señor del bosque, Historias de la piratería, Cuentos del tren, El billete de un millón y otros cuentos del dinero, Cuentos y leyendas de Bilbao, etc.

El cuento Si yo fuera tú se compone de cuatro capítulos. El primero se titula En la cola de la cola y nos presenta a un niño, que no tiene nombre, y a una niña que, después de esperar largo rato y ser los últimos de la cola para ver una película en el cine, se topan con el cartel de No hay entradas. El autor hace juegos de palabras con un fino sentido del humor: la cola de la cola, último y penúltimo, los últimos serán los primeros. Los protagonistas tienen un breve intercambio de palabras.

En el segundo capítulo, ¿Vienes a mi casa?, se van a un parque y cada uno explica su mundo. Primero empieza el niño: se llama Yo, tiene una familia muy numerosa y divertida, no recibe atenciones de nadie, es feliz, pero poco hablador. La niña, por su parte, se llama Clara María Alejandra, pero decide decirle que le puede llamar Tú, es hija única, sus padres son muy importantes y solo van a casa a dormir, su casa es inmensa y cuenta con jardín, garaje, piscina y sala de juegos, está siempre rodeada de juguetes, mas no se siente feliz, es muy habladora pero en casa no tiene con quien hablar. Cada uno imagina la casa del otro y le invita a que vaya a conocerla. Yo dice que nadie se dará cuenta de su presencia, y Tú le cuenta lo mismo, peero por otra razón. En la narración aparece alguna situación cómica cuando se preguntan si la casa es un rascacielos y tiene ascensor o balcón.

En el tercer capítulo, titulado Palomas, palomitas, mientras hablan en el parque, comen y dan de comer palomitas a las palomas, que están acercándose o apartándose según el transcurso del diálogo entre los dos niños. Yo no iba a la escuela todos los días y le parecía divertido quedarse en la cama; en cambio, Tú, se sentía triste y sola si no iba al colegio, un autobús la llevaba y, si no acudía, la profesora llamaba a sus padres. Empiezan a confundirse con sus nombres, lo que provoca sonrisa en el lector. La niña dice: «Yo me llamo yo cuando hablo de mis cosas» y los dos tienen la idea de cambiarse de nombre.

Y en el cuarto capítulo, Un nombre para dos, se reconocen como amigos y, ya casi de noche, sin palomas ni palomitas, encuentran una nueva forma de llamarse, como lo hacen los padres de la niña cuando están juntos.

Aunque sea una publicación de hace bastante tiempo, creemos que el tema sigue vigente, por lo que es recomendable su lectura para niños mayores de seis años.

El formato pequeño del libro lo hace muy manejable (y económico) y es todo un acierto. Las ilustraciones de Belén Lucas son graciosas, con colores vivos y bastante agradables para lectores infantiles.