Autoayuda y crecimiento personal Aprendiz de sabio

Club de Autoayuda y crecimiento personal Aprendiz de sabio.

SE HA APLAZADO la reunión prevista para el 17 diciembre a las 17:30 horas en el salón de actos de la Plaza de Toros de Roquetas de Mar.

El siguiente texto es una adaptación de un artículo del blog de Raúl Barral Tamayo que se centra en la primera parte del libro Aprendiz de sabio.

Aprendiz de sabio, escrita por Bernabé Tierno, es una guía práctica, fácil y completísima para vivir mejor nuestras propias vidas.

Todos poseemos los recursos necesarios para encontrar un camino más satisfactorio, más armonioso y, sobre todo, que nos proporcione más felicidad. Sin embargo, a menudo actuamos en contra de nosotros mismos. No vemos el daño que nos hacemos o no lo queremos aceptar.

Este libro  te abrirá los ojos. Te dará consejos fáciles de seguir en todas las edades y todas las etapas de tu vida, en lo que tienen de continuidad y cambio de expectativas, valores y sentimientos. Te ayudará así a alegrarte la vida en vez de amargártela. Todos queremos vivir mejor. Todos queremos ser más felices.

Si aprendemos a ser un poco más sabios (y con esta obra lo haremos) no hay ninguna duda de que lo podemos conseguir.

Bernabé Tierno era psicólogo, pedagogo y escritor. Ha sido galardonado con numerosos premios, entre ellos la medalla de honor de UNICEF en 1996, el premio Paz del Mundo como impulsor de los valores humanos en 1997 y en 2002, el premio Aula de Paz de la Escuela Asociada a la UNESCO Aula de Paz perteneciente a la fundación Camún de Mieres. Se dedicó durante mucho tiempo a la investigación de las causas y remedios del fracaso escolar y personal. Como conferenciante, viajó constantemente por España impartiendo cursos, conferencias y charlas a padres y docentes.

  • El ser humano sigue cometiendo errores imperdonables ¡No sabe vivir! Él mismo se crea infinidad de problemas, labra sus desgracias, no aprende de sus errores y desde que nace no cesa de correr y de afanarse estúpidamente, sin saber adónde va ni qué es lo que busca en realidad.
  • El secreto de saber vivir está en la humildad de considerarnos simples aprendices que intentamos, con mayor o menor éxito, despojarnos, librarnos de las ataduras de una docena de necesidades imperiosas y desmedidas que nos asfixian el alma y no nos dejan vivir en paz, sosiego y armonía con nosotros mismos y con los demás.
  • La sabiduría es un todo compuesto de inteligencia, prudencia, moderación, circunspección, habilidades, experiencia, sentido común y buenas intenciones.

Necesidades desmedidas e imperiosas que malogran la existencia del ser humano

  1. Ser importante a cualquier precio.

Tiene su origen en el vacío que produce la falta de autoestima, el no sentirse suficiente, capaz y con entidad propia.

Una persona se siente insatisfecha y desgraciada con lo que es, lo que posee y lo que aparenta y con la imagen que tiene de sí mismo y la imagen que piensa que han llegado a formarse los demás.

Para lograr este imposible, no duda en mentir, deformar y disfrazar a cada instante la realidad de su vida, con tal de experimentar ese momento de gloria que necesita para vivir como el pez en el agua, para subsistir.

Es humano, natural y loable un deseo moderado de ser tenido en cuenta, valorado, considerado, y las personas con una autoestima alta aprecian y desean sentirse queridas y consideradas, pero sin que ese deseo se convierta en una necesidad imperiosa de aparentar.

Nos encontramos con un denominador común: un ego inflado, de gran tamaño, de alguien que no es.

2. Tener siempre la razón y a toda costa.

Tener razón les proporciona la estabilidad y seguridad que no tienen por sí mismos, por su personalidad, su criterio, sus conocimientos y experiencias.

Subyace el deseo permanente de tenerlo todo controlado, con el desgaste físico y psíquico que supone convivir con seres humanos normales, que defienden su criterio y su verdad.

3. Amar y ser amado de forma captativa e insaciable.

Todas las cosas en demasía, hasta el amor, se convierten en un problema.

Necesitar a cada momento pruebas de amor y preguntar constantemente al otro «¿me amas?» demuestra que hay un vacío en el alma, un deseo no satisfecho de ser amado y de ahí la insistencia en demandar amor y también en darlo a raudales con la confianza y la esperanza de ser correspondido.

Visitar a un buen psicólogo es fundamental averiguar cómo se produjo el vacío del sentimiento de ser amado. Las carencias afectivas pudieron aparecer en la infancia, en la adolescencia o en las primeras relaciones, fruto de algún desamor.

Es importante valorar los niveles de autoestima, seguridad en sí mismo, sentimientos de competencia y de valía personal.

No se puede amar de forma madura si uno no se ama a sí mismo o está vacío de amor.

4. Descargar la ira.

Séneca: «El mejor remedio para la ira es la dilación».

¿Cuándo la ira y la indignación se convierten en un problema? Cuando se utiliza la indignación como tapadera de nuestros descuidos, fallos, injusticias y acciones innobles. Entonces la ira se desata con toda su virulencia para acallar la propia conciencia, negar la evidencia, atemorizar o confundir al contrario; todo menos enfrentarse a la verdad y a las propias emociones incontroladas.

El remedio está en aprender a ser empáticos, a calmarse, a respetar a los demás y ver si la ira está justificada o por el contrario se utiliza para obtener lo que deseamos, acallar nuestra conciencia y alimentar nuestro ego a expensas de los demás.

Hemos avanzado en todos los campos de la ciencia, pero apenas hemos dado un paso en el arte de saber calmarnos, serenarnos y tener control sobre nosotros mismos.

Tras la ira desmedida, injustificada y descontrolada siempre se encuentra un niño (ser inmaduro e irreflexivo) frustrado y temeroso que para liberarse de su propio miedo, darse ánimos a sí mismo y asustar al contrario, utiliza la indignación, la furia y la violencia destructiva.

Se sabe que no pocos iracundos fueron niños maltratados que padecían la ira y la violencia de sus progenitores.

El violento compulsivo hará todo lo posible para tener motivos (aunque no los necesite) que justifiquen su furia, su violencia y agresividad contra su pareja.

Julián Marías: «Es inútil tratar de contentar a quien no se va a contentar».

Quien grita, se enfurece y pierde el control es débil.

5. Estar preocupado por todo, pesimismo, fatalismo.

Las personas equilibradas y saludables saben preocuparse de manera positiva y no fantasean sobre posibles males que no son ni serán seguramente jamás una realidad.

Venimos por naturaleza más equipados para preocuparnos y alterarnos que para calmarnos.

Si observas que sientes desasosiego e inquietud y estás preocupado sin un verdadero motivo, es bastante probable que tengas alguna de estas carencias: alimentos, compañía, descanso, alegría.

El secreto está en preocuparse de aquella parte de la situación o problema que podamos controlar.

Nada más eficaz y reconfortante ante la inquietud, la preocupación y el miedo que enfrentarse de forma directa contra lo que nos preocupa o atemoriza.

¡Haz aquello que temes!

6. Encontrar a un chivo expiatorio, hacerlo pagar, venganza, atribuir las culpas a los demás.

Música: Music_Unlimited

7. Sentirse superior a los otros, orgullo, arrogancia.

Voltaire: «Lo infinitamente pequeño tiene un orgullo infinitamente grande».

El sano amor a sí mismo es común a quienes gozan de alta estima y se sienten valiosos y capaces como sus compañeros de viaje en este mundo en el que nadie es más que nadie, porque ni la cuna ni el dinero ni la inteligencia ni la raza aumentan un ápice nuestra valía. Es el ser persona, representante de la raza humana, el ser hombre y ciudadano del mundo nuestro título más valioso.

«Quien no es o se siente poca cosa, para compensar su complejo necesita aparentar y pavonearse».

8. Buscar compasión, ir de mártir por la vida.

Tácito: «Lo que más se lamentan son los que menos sufren».

En lugar de compadecer al victimista hay que ayudarle a salir de su estado. Déjale claro que hay momentos críticos en los que nadie se libra de sufrir, pero sí es posible no sentirse un desdichado y condenado a soportarlo todo.

9. Encontrar a un mecenas, adosarse a alguien, que otros tomen el mando.

Quien no se compara con los demás y únicamente se ocupa en mejorar lo que es en la medida de sus posibilidades, difícilmente tendrá problemas de baja estima.

Si llegamos a la conclusión de que no tenemos nada que hacer para acercarnos al yo idealizado y que tampoco nos acercamos ni de lejos a las cualidades y virtudes de los demás, nos quedamos en un estado de indefensión aprendida, de renuncia a llevar a cabo el menor intento de cambiar y mejorar en la medida de lo posible.

Rabelais: «El hombre vale tanto cuanto él se estima».

El niño que crece sin sentirse cuanto antes dueño de sus actos, sin responsabilizarse con las tareas adecuadas a su edad, se convertirá en un ser dependiente, inactivo, temeroso, sin habilidades sociales y esclavo del qué dirán.

10. Criticarlo todo y a todos. Buscar defectos.

Proverbio árabe: «Sólo se tiran piedras al árbol cargado de frutas».

Jacinto Benavente: «El lujo de ser mejores que los demás hay que pagarlo: la sociedad exige un tributo que ha de pagarse en tiras de pellejo».

No es fácil soportar el éxito, el mérito del prójimo y que la envidia nos acompaña a todos de por vida.

Napoleón: «la envidia es una declaración de inferioridad».

11. Tener y atesorar cosas, dominio y poder sobre los demás.

El que es verdaderamente rico lo es más por lo que disfruta que por lo que posee.

No hay mayor riqueza y más segura que estar satisfecho con lo que ya poseemos y disfrutarlo.

12. Que todo esté y sea perfecto, ordenado y maravilloso. Tener éxito en cuanto se proponga.

La necesidad imperiosa de tener éxito y su equivalente, el pánico al fracaso, pueden desencadenar dos reacciones o efectos contrarios: a) la actividad desasosegante, estresante y desmedida. b) la abulia, la pasividad, el desaliento y el negativismo total.

El perfeccionismo sediento de éxito no tiene vacaciones, le quita horas al sueño, apenas tiene descanso y termina por agotarse y estresarse física y psíquicamente.

Ya tenemos todo lo necesario para ser razonablemente dichosos y vivir de forma gozosa, el problema está en que no somos conscientes de ello y para mayor desgracia nos empeñamos en buscar la felicidad en caladeros donde no se encuentra y … así nos va.

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